Ikea quiere plantar tantos árboles como utiliza, para 2020: ¿puro marketing o compromiso ambiental?26/10/2012 Considerando el peligro de la política verde de Ikea, y me refiero, por ejemplo, a su polémica construcción de un parque eólico en el frágil entorno ecológico de Dalana, en Suecia, ahora el gigante de los muebles se desmarca anunciando un compromiso por la independencia energética para el año 2020. ¿Simple estrategia de marketing o verdadero compromiso? Como ha ocurrido en el resto de sus iniciativas ecológicas, habría que estudiar la letra pequeña de su comportamiento, que puede defraudar los bonitos titulares que vende. En esta ocasión, acaba de anunciar que planea producir tanta energía como la que consume para el año 2020.
El anuncio forma parte de una iniciativa que dibuja un halo verde en la marca, el minorista de muebles más grande del mundo que, por cierto, contamina como ella sola con su insistente, sistemática y pertinaz práctica deforestadora, como empresa vendedora de muebles que es. Pero no sólo eso, porque, como es sabido, deforestar es poner contra las cuerdas a especies en extinción, tanto de fauna como de flora. ¿Realidad o ficción? Dentro de una campaña que han llamado People and Planet Positive, la empresa se compromete a producir tanta energía como la que consume para entonces, para lo que instalará paneles solares en sus tiendas y almacenes, invertirá en parques eólicos (ya sabemos cómo las gastan aquí) y cultivarán árboles (¿y qué pasa con las maduras selvas que deforestan sin piedad?) suficientes para que la madera que utilizan para fabricar sus muebles pueda ir reponiéndose. En fin, sea como fuere, sospecho que estas medidas no soportarán ni una mínima mirada de cerca aunque, eso sí, darán unas brillantes cifras en renovables y en ahorro energético que Ikea sabrá exprimir bien. Es lo que tiene tomarse el planeta como si fuera la república independiente de su casa y, no en vano, así reza su conocido eslogan. Irónicamente, la última palabra siempre la tiene el comprador, y de él depende que Ikea siga haciendo lo que se le venga en gana con el hogar de todos nosotros. Sinceramente, se me ocurren otros modos de fomentar lo ecológico que van más allá de plantar semillas o turbinas a discreción, como dejar de fabricar y vender muebles de usar y tirar, que duran muy poquito y obligan a un continuo, casi enfermizo consumismo, alentado por el mismo Ikea. Sin ir más lejos, esto sería bastante, pero bastante más serio, pero no mejora el negocio. Una pena, penita, pena, de planeta, digo. Deja una respuesta. |
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